
En Panamá, las fuentes de agua son esenciales no solo para el consumo humano, sino también para la biodiversidad, la producción agrícola y la generación de energía.
Las comunidades han implementado diversas iniciativas para preservar estas fuentes, destacándose las siguientes:
1. Comités de Cuencas Hidrográficas: Se forman grupos comunitarios que trabajan en la gestión sostenible de las cuencas hidrográficas. Estos comités desarrollan planes para reforestar áreas cercanas a las fuentes de agua, prevenir la contaminación y garantizar el flujo adecuado de los ríos.
2. Reforestación Comunitaria: Las comunidades organizan jornadas de reforestación en áreas degradadas cerca de ríos y quebradas. Plantar árboles nativos ayuda a proteger las cuencas, evitar la erosión del suelo y mejorar la calidad del agua.
3. Educación Ambiental: Muchas organizaciones no gubernamentales visitan las comunidades, llevando conocimiento a través de talleres, charlas y campañas, para crear conciencia sobre la importancia del agua y la necesidad de protegerla.

4. Sistemas de Captación de Agua de Lluvia: En comunidades rurales con acceso limitado al agua potable, se promueve la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia para uso doméstico y agrícola, disminuyendo la presión sobre fuentes de agua dulce.
5. Manejo de Residuos Sólidos: La contaminación por basura es un problema recurrente en las fuentes de agua. Las comunidades han implementado programas de recolección y reciclaje para reducir los desechos en ríos y quebradas.
6. Monitoreo Participativo de la Calidad del Agua: Algunas comunidades, en colaboración con instituciones como el Ministerio de Ambiente y universidades, realizan monitoreos regulares de la calidad del agua. Esto permite identificar problemas de contaminación y tomar medidas correctivas.
7. Proyectos de Conservación con Pueblos Indígenas: Las comunidades indígenas en áreas como la Comarca Guna Yala o la Comarca Ngäbe-Buglé han implementado sistemas tradicionales y modernos para la gestión sostenible de sus recursos hídricos, integrando conocimientos ancestrales con prácticas contemporáneas.
Estas iniciativas son fundamentales para preservar las fuentes de agua, garantizar la seguridad hídrica y mantener los ecosistemas que dependen de ellas.